¿Sabías por qué preguntamos que QUIÉN TE HA DADO VELA EN
ESTE ENTIERRO para reprender al que se entromete en conversación o asunto
ajeno?
La frase se refiere a la costumbre de entregar una vela en
los entierros.
La costumbre cuando alguien iba a un entierro era que la
familia del difunto le diese una vela, que se mantenía encendida durante la
ceremonia como símbolo de la vida eterna que no se apaga con la muerte del
cuerpo.
Ocurre que era un hecho bastante habitual que, en épocas de
necesidad, algún extraño se agregase a la comitiva. Y no por el
gusto de estar en un acontecimiento tan triste, sino por el convite que se daba
después del entierro, generalmente queso, embutidos y vino.
Por ello, a los que se colaban se les preguntaba si tenían
vela (invitación, vamos) o quién se la había dado, para que justificaran su
presencia.
miércoles, 30 de noviembre de 2011
PIRÁMIDES DE POBLACIÓN DE LOS PAÍSES DE ORIGEN DE LOS ALUMNOS DE 5ºA
PARA VIAJAR POR ESPAÑA ES IMPRESCINDIBLE CONOCER SUS COMUNIDADES AUTÓNOMAS.
No sabemos lo que la vida nos puede deparar, donde vamos a trabajar de mayores, ni donde formaremos una familia. Si no conocemos nuestro entorno tendremos menos posibilidades y salidas para nuestro futuro.
Un profesor universitario retó a sus alumnos con esta
pregunta.
-¿Dios creó todo lo que existe?
Un estudiante contestó valiente:
-Sí, lo hizo.
-¿Dios creó todo?
-Sí señor, -respondió el joven.
El profesor contestó,
-Si Dios creó todo, entonces Dios hizo el mal, pues el mal
existe y bajo el precepto de que nuestras obras son un reflejo de nosotros
mismos, entonces Dios es malo.
El estudiante se quedó callado ante tal respuesta y el
profesor, feliz, se jactaba de haber probado una vez más que la fe cristiana
era un mito. Otro estudiante levantó su mano y dijo:
-¿Puedo hacer una pregunta, profesor?.
-Por supuesto, -respondió el profesor.
El joven se puso de pie y preguntó:
-¿Profesor, existe el frío?,
-¿Qué pregunta es esa? Por supuesto que existe, ¿acaso usted
no ha tenido frío?.
El muchacho respondió:
-De hecho, señor, el frío no existe. Según las leyes de la
Física, lo que consideramos frío, en realidad es ausencia de calor. “Todo
cuerpo u objeto es susceptible de estudio cuando tiene o transmite energía, el
calor es lo que hace que dicho cuerpo tenga o transmita energía. El cero
absoluto es la ausencia total y absoluta de calor, todos los cuerpos se vuelven
inertes, incapaces de reaccionar, pero el frío no existe. Hemos creado ese
término para describir cómo nos sentimos si no tenemos calor”. Y, ¿existe la
oscuridad? -continuó el estudiante.
El profesor respondió:
-Por supuesto.
El estudiante contestó:
-Nuevamente se equivoca, señor, la oscuridad tampoco existe.
La oscuridad es en realidad ausencia de luz. La luz se puede estudiar, la
oscuridad no, incluso existe el prisma de Nichols para descomponer la luz
blanca en los varios colores en que está compuesta, con sus diferentes
longitudes de onda. La oscuridad no. Un simple rayo de luz rasga las tinieblas
e ilumina la superficie donde termina el haz de luz. ¿Cómo puede saber cuan
oscuro está un espacio determinado? Con base en la cantidad de luz presente en
ese espacio, ¿no es así? Oscuridad es un término que el hombre ha desarrollado
para describir lo que sucede cuando no hay luz presente.
Finalmente, el joven preguntó al profesor:
-Señor, ¿existe el mal?.
El profesor respondió:
-Por supuesto que existe, como lo mencioné al principio,
vemos violaciones, crímenes y violencia en todo el mundo, esas cosas son del
mal.
A lo que el estudiante respondió:
-El mal no existe, señor, o al menos no existe por si mismo.
El mal es simplemente la ausencia de Dios, es, al igual que los casos
anteriores un término que el hombre ha creado para describir esa ausencia de
Dios. Dios no creó el mal. No es como la fe o el amor, que existen como existen
el calor y la luz. El
mal es el resultado de que la humanidad no tenga a Dios presente en sus
corazones. Es como resulta el frío cuando no hay calor, o la oscuridad cuando
no hay luz.
Entonces el profesor, después de asentar con la cabeza, se
quedó callado.
(versión para
aquellos cuyos su pensamiento se quedó con hambre al ver el vídeo)
José A. García Álvarez
ORIGEN DE LOS
MARES Y OCÉANOS,
Y SU
SALINIZACIÓN
Hace unos 4 650
millones de años atrás La Tierra era una masa caliente donde no existían
continentes, ni océanos, ni mucho menos seres vivos. A medida que se fue
enfriando, de entre las rocas y desde el interior del manto subterráneo,
comenzaron a surgir por mediación de los géiseres que se formaban en la
superficie, gases volátiles y otros ligeros como el vapor de agua, que al salir
a la atmósfera y enfriarse se condensaba y convertía en agua de lluvia. Esa
agua cayendo constantemente sobre la superficie terrestre dio origen a la
formación de mares y océanos, aunque en un principio no eran precisamente de
“agua salada” tal como lo conocemos hoy en día, sino de “agua dulce”.
CÓMO SE
CONVIRTIÓ EN SALADA EL AGUA DE LOS MARES Y OCÉANOS
Junto con la
lava de las erupciones volcánicas y el vapor de agua que brotaba a presión
desde el interior de la Tierra surgían también determinadas cantidades de cloruro
de sodio (NaCl) o sal común, acompañada de otros elementos químicos como el
potasio, magnesio, sulfato, calcio, bicarbonato y bromuro. Al ser esos
elementos mucho más pesados que el vapor de agua que los explusaba hacia la
superficie terrestre, quedaban depositados entre las rocas por donde salían las
columnas de vapor. Ese proceso de acumulación de elementos sólidos durante
miles de años dieron lugar a la formación de los continentes.
De la misma
forma que cuando agregamos sal a un vaso de agua ésta se disuelve si revolvemos
con una cuchara, la lluvia que caía sobre los continentes en formación disolvía
y arrastraba a su paso la sal y el resto de los elementos químicos solubles en
agua que se encontraban depositados entre las rocas y sobre la superficie
terrestre, dirigiéndola hacia los mares y océanos.
A pesar de los
millones de años transcurridos desde el surgimiento del planeta Tierra, el
proceso de salinización del agua de mar no se ha visto
interrumpido en ningún momento, pues
además de la sal que los torrentes de lluvia que caen sobre los
continentes continúan arrastrando hacia
los mares y océanos, el proceso de salinización también
se produce cuando el agua de mar se filtra por las grietas de las aberturas
hidrotermales existentes en el propio lecho marino, donde también hay
acumulaciones sal.
El agua del mar
al penetrar en el interior de la Tierra por filtración a través de esas
aberturas, se calienta y mezcla con la sal ahí depositada. Ese proceso provoca
que cuando sea devuelta de nuevo al mar, incremente su salinidad. Además, las
propias erupciones volcánicas submarinas y la lava que vierten al mar los
volcanes que se encuentran sobre la superficie terrestre junto a las costas,
contribuyen a mantener, igualmente, el proceso de salinización al disolverse en
el mar la sal contenida en la lava.
La salinización
del mar constituye un ciclo que se mantiene de forma ininterrumpida desde hace
millones de años debido a los siguientes procesos naturales: 1. Erupciones
volcánicas. 2. Evaporación de la propia agua del mar. 3. La lluvia. 4. Los
deshielos. 5. Desembocadura de los ríos. Tanto la lluvia, como el deshielo y el
cauce de los ríos arrastran hacia el mar la sal depositada en la superficie
terrestre.
Por otra parte,
la salinidad del mar no es la misma en todos los lugares. A ello contribuyen
diferentes factores como el derretimiento de las masas de hielo de los polos,
la desembocadura de los ríos, la propia evaporación, la lluvia, las nevadas, el
viento, el movimiento de las olas y las corrientes marinas. Por ejemplo, el
agua que rodea los polos es menos salada que la del Mar Báltico y
ésta última, a su vez, es menos salada que la del Mar Mediterráneo.
Por otra parte, el “Mar Muerto” contiene un grado de salinidad tan alto (350 gramos por litro),
que no existe vida en sus aguas. Incluso una persona que intente sumergirse ahí
con el grado de salinidad tan alto que contiene, le resultará prácticamente
imposible hacerlo. Incluso puede flotar perfectamente acostado boca arriba
sobre su superficie y leer hasta un periódico si lo desea manteniéndose en esa
posición sin realizar mucho esfuerzo.
La Tierra es el
único planeta del sistema solar que contiene agua en estado líquido en su
superficie, y los mares y océanos cubren aproximadamente el 70 % de su
superficie. Se considera que la mayoría del agua contenida en los mares y
océanos contiene, como media, sólo un 3,5 % de sal (35 gramos por litro), así
como otros minerales disueltos, aunque esa pequeña cantidad es suficiente para
que no se pueda beber.